Un trasplante es la sustitución de un órgano o tejido enfermo sin posibilidad de recuperación, por otro que funcione adecuadamente.
Los órganos que se pueden trasplantar son: riñón, hígado, corazón, pulmón, páncreas e intestino.
Los tejidos que se pueden trasplantar son: córneas, piel, huesos, tendones y válvulas cardíacas.
También se han realizado trasplantes de cara, brazos y manos.
Dale vida a muchas vidas
1. La necesidad de un trasplante la determina un médico.
2. Los profesionales de la salud que estén atendiendo al paciente serán los encargados de realizar todas las pruebas médicas necesarias para saber si se es o no candidato a un trasplante.
3. En caso que, si sea candidato, el médico es el encargado de registrar a la persona de forma GRATUITA en una base de datos (lista de espera) del Registro Nacional de Trasplantes y expedirá una constancia de inscripción la cual se entrega al paciente. La constancia deberá tener todos los datos del paciente y su número de registro.
4. Dependiendo del órgano a trasplantar se determina si es posible una donación en vida o si se deberá esperar por una donación de una persona fallecida.
Los trasplantes se realizan en diversas instituciones del país, como Institutos Nacionales de Salud, Hospitales de especialidad, IMSS, ISSSTE y algunos hospitales privados.
Actualmente en México se realizan trasplantes de córnea, riñón, hígado, corazón, médula ósea, válvulas cardiacas y hueso.
Los trasplantes se realizan en diversas instituciones del país, como Institutos Nacionales de Salud, Hospitales de especialidad, IMSS, ISSSTE y algunos hospitales privados. Para obtener información puntual de acuerdo al tipo de trasplante que una persona requiera y lugar de residencia, acude con tu médico y consulta la página del Centro Nacional de Trasplantes: https://www.gob.mx/cenatra
Una vez que te hayan trasplantado, debes llevar una vida saludable. Para ello, es fundamental que sigas una serie de normas básicas, a fin de que te reincorpores lo más pronto posible a tu vida normal.
Durante los primeros seis meses después de la cirugía, estas normas o cuidados que van desde la higiene, la alimentación, hasta la actividad física son determinantes para que el resultado a largo plazo sea exitoso.
Debes controlar tu presión arterial, tu temperatura y peso. Si presentas fiebre, y/o presión arterial elevada debes ponerte en contacto con tu médico de consulta postrasplante (como el nefrólogo o gastroenterólogo), ya que él le dará seguimiento a tu caso.
Los expertos señalan que en el primer semestre existe un mayor riesgo de infección y rechazo al nuevo órgano. Además, la inmunosupresión se encuentra en su máximo nivel, por lo que deben tomarse las siguientes precauciones:
• Incorporarte de forma progresiva a la vida social (recibir visitas o salir a lugares con gente).
• Evitar los sitios cerrados, con humo o muchas personas. Si esto no es posible, siempre debes ponerte cubrebocas como protección durante las primeras semanas.
• El cubrebocas también debe utilizarse en caso de que alguna persona cercana con la que se conviva tenga una enfermedad contagiosa, como puede ser gripe, varicela, tuberculosis, etc.
• Debe reiniciarse el esquema de vacunas una vez terminados los seis meses posteriores al trasplante.
• Es de suma importancia que los pacientes trasplantados se vacunen contra covid19. Si se tiene duda respecto a este tema consúltalo con tu médico.
• La alimentación postrasplante debe ser sana y equilibrada. Es recomendable que comas sin sal o añadas muy poca.
• Evita el sobrepeso cuidando tu alimentación. Los corticoides recetados para impedir el rechazo aumentan el apetito y favorecen el incremento de peso, particularmente en el caso de un trasplante de riñón, resulta perjudicial para el órgano y aumenta el riesgo cardiovascular. Debes pesarte con frecuencia para controlar tu evolución.
• Bebe abundantes líquidos, especialmente agua, evitando el agua no potable, la leche y los derivados que no estén regulados bajo las normas sanitarias, como agua de pozos y fuentes no potables. Antes de consumir frutas y verduras, asegúrate de lavarlas con agua y desinfectarlas.
• Siempre debes lavarte las manos antes y después de manipular los alimentos.
Para conseguir una correcta reinserción familiar y social ante el nuevo panorama, debes volver a tu vida laboral y/o actividades en un tiempo prudente, ya que también forma parte de tu rehabilitación global.
Evita fumar y consumir bebidas alcohólicas.
Báñate a diario y realiza tu lavado bucal después de cada comida, usando pasta de dientes que posea flúor. No compartas tus artículos personales (cepillo dental, peines, toallas, cubiertos, guantes de cocina o esponjas). Cuida la higiene de tus uñas para evitar infecciones.
Es recomendable que hagas ejercicio físico ligero al comienzo (caminata diaria de 1 hora). Posteriormente, puedes ir aumentando la intensidad de la actividad física (natación, bicicleta, correr). Debes proteger la zona del injerto de posibles golpes mientras realizas algún deporte o juego.
Finalmente, evita a toda costa hábitos nocivos como el tabaco y el alcohol, recuerda que tus defensas están bajas, es importante evitar infecciones.
No permanezcas en lugares públicos cerrados y con mucha gente durante al menos los 2 primeros meses después del trasplante, ni tampoco te expongas al sol. Si debes hacer esto último, aplica protector solar con el FPS más alto.
Debes llevar de forma adecuada tu tratamiento, particularmente la medición anti rechazo (inmunosupresores), pues de ella depende la vida y el correcto funcionamiento del tu órgano. Las principales recomendaciones incluyen:
• Recuerda tomar tus medicamentos inmunosupresores, y tómalos en los horarios recomendados. Es aconsejable que uses la alarma del reloj o del celular.
• En caso de que se te pase tomar una dosis, tómala inmediatamente. Al acudir con otros especialistas, siempre infórmales que eres trasplantado.
• Si el médico de cabecera u otro experto receta un medicamento nuevo, antes de tomarlo infórmale al médico especialista de consulta postrasplante.
• Es posible que desarrolles efectos secundarios por la medicación, pero nunca debes cambiar la dosis a criterio personal sin consultar previamente al médico especialista (nefrólogo, gastroenterólogo, cardiólogo, etc.).
• Debes hacerte los estudios y análisis de laboratorio cuando se te pidan, y siempre debes acudir a tus citas médicas.