Mar 27, 2019 | 10:00 AM
Kiara Harris estuvo en diálisis por ocho años. Durante ese tiempo, también sufrió de lupus, un derrame cerebral y otras complicaciones médicas. Sin embargo, la mujer originaria de Sacramento, California (Estados Unidos) mantuvo la fe y sus oraciones, llevando a que la generosidad de un completo extraño le salvara la vida.
Kiara recordó lo difícil que fue su situación, y cómo hay quienes se rinden antes de tiempo. “Existen personas que deciden que esto es demasiado y dejan de seguir. Su vida se termina en una o dos semanas”.
Una integrante de Unity of Sacramento, la iglesia a la cual acude Kiara, comenzó el proceso de donación renal después de descubrir que era compatible. Pero en un instante, todo eso cambió.
“Me habían hecho diálisis ese día, volví a casa, hice mi rutina normal y recibí una llamada telefónica que decía que debía llegar a Stanford”, comentó Kiara.
Fue un feliz día para la mujer, pues estaba a punto de recibir un riñón. No obstante, para casi todas las historias positivas de trasplantes de órganos, existe una contraparte triste donde la vida de otra persona se ve afectada. Deborah Ott perdió a su hijo Derek en un accidente.
“Le estoy agradecida a él y a su madre, que pensó lo suficiente en la vida de otra persona, en la vida de una extraña, para darme otra oportunidad de vida”, relató Kiara. “En realidad, fue capaz de dar vida a cinco personas a través de su muerte”.
Kiara y los otros cuatro receptores de órganos tuvieron una segunda oportunidad de vivir, y Deborah se mantiene en contacto con cada uno de ellos.
“Ella perdió a su hijo, pero me llamó hoy porque es mi cumpleaños”, comentó Kiara. “Llamó para decir ‘Feliz cumpleaños’, así que es como si tuviera una nueva familia”.
Vía: ABC 10
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