Ago 02, 2019 | 10:00 AM
El Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) actualmente busca aumentar los procesos de trasplante entre los pacientes de la tercera edad, impulsando la donación de órganos proveniente de otros adultos mayores.
Contrario a la creencia popular, no existe un límite de edad para donar órganos para trasplantes como riñones o hígado, siempre y cuando conserven su funcionalidad, así lo señaló Lizaura Gómez, coordinadora Nacional de Donación de Órganos y Tejidos del ISSSTE.
Por su parte Diego Guzmán, coordinador de Donación Regional del ISSSTE, comentó que, cuando se trata de tejidos como las córneas, estos se pueden donar hasta los 80 años. Sin embargo, indicó que el corazón es el único órgano que no puede donar un adulto mayor, pues los criterios médicos establecen que el tope de edad para realizarlo es a los 48 años.
La ciencia médica ha comprobado que las personas sanas que superan los 60 años de edad logran preservar una función en sus órganos, lo que los hace útiles para pacientes de edad similar.
“Esto es nuevo en el ISSSTE y a nivel nacional. Hablar de un donante de arriba de 60 años ya pone al país en líneas internacionales; y que sus órganos sean viables y se trasplanten nos habla de que el avance médico es bueno”, destacó Gómez.
Esta nueva estrategia del ISSSTE no solo busca aumentar el número de órganos donados y de trasplantes, sino también derribar el mito de que los adultos mayores de 60 años no pueden “regalar vida” a alguien más.
Previo a esta iniciativa, México descartaba a los donantes de edad avanzada. Por tal razón, el donador más longevo hasta ahora registrado en el país tenía 60 años, y lo hizo en 2014.
De acuerdo con Guzmán, en lo que va del 2019, el ISSSTE ha registrado 15 donaciones multiorgánicas, de las cuales, nueve fueron de adultos mayores. El objetivo es pasar de una tasa actual de dos donantes por millón de afiliados a diez; y de 23 donaciones multiorgánicas en 2018 a más de 35 al cierre de este año.
“Quitamos la gerontodiscriminación; no descartamos beneficiarlos, cambiarles la vida con un trasplante, por ser pacientes de edad avanzada. Creemos que es ético y médicamente lo adecuado”, aseguró el especialista.
Con base en lo anterior, Gómez platicó el caso del señor Severo, quien tuvo muerte cerebral y falleció a los 83 años. Su familia aceptó donar sus riñones e hígado, lo que lo convirtió en el donante mexicano más longevo.
“Cuando revisamos los resultados de laboratorio de nuestro donante nos sorprendimos: el señor tenía una función renal y hepática muy buena, mejor que muchas personas menores de 60 años”, afirmó la coordinadora. También está el caso de la señora Mirey, quien murió a los 71 años y fue posible procurar su hígado, riñón y córneas para regalar vida a otras personas.
Fuente: Reforma
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