May 08, 2019 | 8:00 AM
Tom Stokes, un hombre de 70 años originario de Melbourne (Australia) y sobreviviente de cáncer, celebrará el segundo aniversario de su trasplante de hígado el próximo mes de julio.
Su necesidad de un nuevo órgano se derivó de un caso de hepatitis que le diagnosticaron después de haber donado sangre a principios de los años noventa. Tom trató la enfermedad durante 20 años y eventualmente desarrolló cáncer de hígado.
“Tomé mi última bebida alcohólica en octubre de 2015. Era un bebedor moderado, generalmente una cerveza o vino con amigos”, dijo Tom. “Pero sabía que si tenía que pedir el regalo de un nuevo hígado, necesitaba comprometerme a mantenerlo saludable”.
Siendo corredor desde hace ya varios años, Tom aumentó su rutina de ejercicios añadiendo componentes multideportivos en un intento por lograr que su cuerpo se mantuviera en la mejor forma posible, a fin de soportar una probable cirugía y recuperación de un trasplante de hígado.
En mayo de 2017, Tom fue ingresado oficialmente a la lista de espera de trasplantes hepáticos. Dos meses después, recibió una llamada donde le informaron que habían encontrado su tan ansiado regalo de vida.
“Había completado un triatlón de velocidad esa misma mañana. Me duché y me fui a la cama”, recordó Tom.” Alrededor de las 10:30 p.m. recibí una llamada diciendo que tenían un hígado para mí y que necesitaba irme [al hospital] de inmediato”.
Tom no tardó en llegar al Instituto de Trasplantes de Advent Health, en Orlando, para prepararse para la operación. Su esposa, Deb Stokes, estaba visitando a su familia fuera del estado y se subió al primer vuelo que pudo encontrar para alcanzar a Tom.
La cirugía duró cinco horas y terminó sin complicaciones.
El trasplante de hígado provocó un deseo todavía mayor en Tom de superar los límites de su cuerpo ahora más sano, a pesar de las advertencias de los médicos de que nunca volvería a estar al “100 por ciento”.
“Cuando me dijeron eso realmente me molestó”, mencionó Tom. “Pensé, bueno, ¿ustedes qué saben? Regresaré a más del 100 por ciento”.
Inspirado por lo anterior, Tom corrió la carrera “Tailgate 2-miler” solo seis semanas después de su cirugía. En noviembre de 2017, corrió el relevo del “Space Coast Marathon”, dividiendo la ruta del maratón con su esposa.
“En ningún momento de mi viaje de trasplante tuve miedo de morir”, aseguró el hombre. “Mi mayor temor era perder el estilo de vida activo que mi esposa y yo teníamos. Quería volver a él tan pronto como pudiera”.
Hoy en día, la pareja ha vuelto a su rutina normal, correr y andar en bicicleta con grupos locales varios días a la semana y competir casi todos los fines de semana. Con ello, Tom Stokes actualmente corre más rápido que antes del trasplante, y tanto él como su esposa se han vuelto fuertes defensores de la donación de órganos.
Finalmente y al igual que muchos otros receptores, Tom Stokes no conoce la identidad de su donante, pero le está eternamente agradecido.
“Sé que era más joven que yo en el momento de la cirugía, pero eso es todo lo que sé”, dijo. “Pero siempre estaré agradecido de que haya sido un donante de órganos o de que su familia haya tomado esa decisión”.
Fuente: Florida Today
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